22 de marzo de 2011

Un canon Eastwood

Es vicio de cinéfilos el de elaborar listas. Recientemente visto el último film de Clint Eastwood, el insólito e injustamente subvalorado “Más allá de la vida”, aquí ofrezco una con mis 10 películas favoritas de entre las dirigidas por él, en orden aproximado de preferencia:

  1. “El aventurero de medianoche” (“Honkytonk Man”, 1982)
  2. “Un mundo perfecto” (“A Perfect World”, 1993)
  3. “Los puentes de Madison” (The Bridges of Madison County”, 1995)
  4. “Poder absoluto” (“Absolute Power”, 1997)
  5. “Gran Torino” (ídem, 2008) / ”El intercambio” (“Changeling”, 2008)
  6. “Million Dollar Baby” (ídem, 2004)
  7. “Más allá de la vida” (“Hereafter”, 2010)
  8. “El jinete pálido” (“Pale Rider”, 1985)
  9. “Sin perdón” (“Unforgiven”, 1992)

Repasando la lista, reparo en que las dos primeras, películas de una alta pero contenida emotividad, abordan el tema de la fascinación que un adulto delincuente (Kevin Costner en la segunda) o de mala vida (el cantante country de la primera) ejerce sobre un niño, en una arraigada tradición occidental que deriva de la novela “La isla del tesoro” de Robert Louis Stevenson y cuya mejor expresión cinematográfica quizás sea la magistral “Moonfleet” de Fritz Lang (1955).

Bronce en el podio, “Los puentes de Madison”, que encontré estimada en exceso en el momento de su estreno en 1995, me conquistó en un segundo visionado. Probablemente el film romántico por excelencia de los 90 y una obra muy profunda, con una puesta en escena de una fisicidad asombrosa que nos hace sentir que respiramos el mismo aire que los personajes. Y una Meryl Streep imborrable.

Otra gran subestimada, y mi cuarta favorita, es “Poder absoluto”, un film muy amargo sobre el poder, un thriller que nos atrapa sin desmayo desde ese arranque a partir de las manos de un santo de El Greco que el personaje de Eastwood dibuja sentado en un museo, una de las más elegantes sugerencias de la profesión de un personaje que he visto en la pantalla. Pocas como esta película como ejemplo de que Clint Eastwood, a pesar del conservadurismo político que se le supone, nos ha dado algunos de los más negros retratos de las instituciones norteamericanas de los últimos 25 o 30 años.                                 

A “Mystic River” la hubiera incluido sin duda entre las cinco primeras en el momento de su estreno (2003) pero vuelta a ver años después, utilizando una metáfora libresca, se me cayó de las manos, especialmente por su recargado tono sombrío. Un proceso inverso al que me ocurrió con “Los puentes de Madison”.


Entre los westerns, siempre he preferido a su obra maestra “oficial” “Sin perdón”, ese modesto pero emocionante “El jinete pálido”.

De sus interpretaciones en obras firmadas por él la que más me gusta (aunque quizás no sea la mejor) es la de “Cazador blanco, corazón negro” ("White Hunter, Black Heart", 1990), en la que compone un exuberante John Huston, otro director que también encadenó grandísimas películas en la vejez.

Se lee en Internet que el incombustible Eastwood, camino de los 81 años, se encuentra rodando una biografía de aquel sujeto inquietante que fue el fundador del FBI J. Edgar Hoover. ¿Una nueva prueba de su vitalidad creativa?.

2 comentarios:

  1. Excelente reflexión sobre la filmografía de Eastwood. Me parece muy acertado el símil entre "La isla del tesoro" y las películas que menciona del consagrado director.
    Cierto es que muchas películas pierden o ganan cuando las vemos por segunda o tercera vez, o cuando las vemos en momentos diferentes en nuestras vidas. Espero que eso me suceda con "Hereafter" ya que la he visto una única vez, y aunque me ha parecido una película con aspectos muy positivos (actuación de Matt Damon, el cruce de historias que discurren en paralelo...), no la situaría entre las mejores de la filmografía de Eastwood; esperaré a verla una segunda vez para dar mi opinión definitiva.
    Gracias por tan magnífico blog

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  2. Muchas gracias por tu comentario.
    Creo que las películas realmente grandes son aquellas que ganan a cada nuevo visionado, descubriéndonos aspectos, sensaciones, matices que no habíamos captado la primera vez que las vimos, y teniendo en cuenta que somos un espectador distinto cada vez que vemos la misma película (el "no entras dos veces en el mismo río" de Heráclito).
    "Hereafter" es una obra madura, muy libre, extraña, en la que Eastwood trata con especial sensibilidad el problema del dolor emocional, que sin duda le interesa más que la temática sobrenatural del film. La historia de Matt Damon es superior a las otras dos, y eso desequilibra un tanto el conjunto, pero no creo que por ello este deje de ser brillante.
    Un saludo, Javier

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